- No puedo oírte...Dijo la palabra al silencio que pasaba mendigando a las puertas del templo.
- Recorro las aldeas pidiendo auxilio. Apenas un lugar donde descansar la fatiga de mi largo peregrinaje.
-¿ Que buscas silencio?-
-Solo quien me escuche.Mi vida transcurre entre canciones ahogadas cuyos suspiros caen sobre el vacío como hojas de otoño mecidas por el viento gélido.
-Yo solo escucho a aquellos que conocen los secretos del lenguaje de los hombres, y no puedo oir lo que dicen tus ahogados suspiros y tus miradas mudas de sonidos y de canciones bajo la luz del sol. Dime palabras que sean como las mías.
-Lo siento. Solo puedo emular la música imperceptible de la noche en los anchos valles. El largo viaje del río por entre las gargantas heridas de siglos de las montañas. Y la danza del viento sobre las altivas ramas.
-Mi alma, silencio, no conoce mas sabiduría que aquella que nace del tiempo. Soy la nostalgia viva de la memoria en el corazón de los hombres. Digo aquello que habita en su interior mas ignoto, y camino sonoro sobre sus labios como un verso se derrama entre las lagrimas del amor
-Dame pues tu pecho,que yo cobije en ti todo mi silencio...
-No, querido amigo, dame la paz de tu esencia imperturbable, de tus remansos apacibles entre los murmullos ininteligibles, y los sordos gritos de los hombres que tanto perturban mi descanso, y conoceré la libertad del aire, y la profundidad del océano, la quietud inconquistable de las montañas, y la riqueza de los frondosos valles...
-Sea pues, palabra mía, dame tu mano y ríe la sonora quietud del silencio...