_¿De dónde vienen tus pasos?_
_Es el camino quien formo la huella de mis pies sobre la arena, y el deseo de alcanzar la anhelada meta quien empujo al musculo sin oír el llanto del dolor, ni la lagrima vencida al cansancio del sol..._
_ ¿Quién eres?-
_El siervo no tiene nombre. Más olvido las raíces que lo elevaron hasta la tierra desde la oscuridad de las profundidades. Mi nombre son las letras de mi Señor; Aquel que extiende las nebulosas ante los mundos como guirnaldas de estrellas en el cabello de su Amada. Yo soy nadie, y por eso en mi vacío nombre caben todos los nombres de todos los hombres. Yo soy tu soledad y el regocijo de tu alegría. Soy la indefensa inocencia de tu amor en el lecho de tu esposa, y la mano abierta del perdón en la inútil contienda...
_ ¿Y qué vienes a hacer aquí?
_Mi señor me envió a recordaros la Promesa....
-¿La promesa....?
_Si, dice que os echa mucho de menos...y que aguarda la llamada de vuestra nostalgia para volver a vuestras casas. Desde que se fue no ha logrado olvidar los trigales danzando con el viento entre la fiesta del amanecer...Ni el beso del arroyo tímido en sus pies descalzos...Ni el pan caliente entre las manos...Ni la risa del niño vestido de luz...Ni vuestra cálida mirada en el fuego amigo de la tarde...Ni... ¡Os echa tanto de menos...! Y me dijo; Diles que los echo de menos...La promesa de mi amor Divino...
Publicado por Manuel Estrada Villodres
