
" Apenas te vi llegar, pero cuando la noche cubrio de sombras el valle y silenció los arboles entre arrullos de sueño, tu rostro se difumino mas alla del fuego que encendia tibiamente el hogar. La oscura presencia del vacio se agito de repente sobre las tremulas ascuas de luz que crepitaban como figuras imposibles en mitad de la noche... Y tu faz me sorprendio como una inesperada y temida explosion de belleza... La languida poesia del tiempo y sus versos de silencio ruborizado, se marchitaron entre las ultimas lenguas de fuego azul moribundo... La puerta del adios se abrio quejumbrosa de si misma, oxidada por el dolor de la despedida. El viento, lejano y timido, insinuo palabras de amor entre la hojarasca del tardio otoño. Cayeron sus hojas de besos furtivos en el ultimo aliento, como brazos desmayados en la agonia de un amor imposible. Y la puerta que lleva al fin abrio sus hojas afiladas de caminos llenos de vertigo sin ti... Mi alma, huyo de la oscura distancia entre tu mano y la soledad inevitable entre montañas de siglos y hombres que yacian sobre mi corazon huerfano de la luz unica que brota del amor. Te fuiste a lomos del aire cabalgando como un suspiro de imposible e inusitada belleza. Tu universo de cabellos enredados en la luz se difumino entre el arcoiris bajo un cielo nostalgico vacio de nubes amantes del azul. Y yo quede ausente en mi, vacio en mi, y sin mi desde aquella mañana de sonrisas que treparon las paredes de la memoria para siempre..."
Manuel Estrada Villodres
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