
-" Somos lo que soñamos. Nuestros pasos configuran el camino, y no al contrario. Nadie puede definirse a si mismo, por que el hombre es por largas edades una criatura incompleta e imperfecta. ¿ Quien ha completado los círculos de la evolución como para afirmar conocerse realmente?. Esto es imposible. Lo que somos ahora es solo el germen vivo y cambiante de lo que seremos mañana. No podemos identificar nuestra verdadera personalidad con la subjetiva realidad de nuestro yo evolucionante. Ni a través de nuestros hallazgos y logros actuales. Son meras experiencias, que alimentan una mente que anhela comprender los profundos significados de la existencia. Nosotros existimos en nuestros sueños mas íntimos y espirituales; aquellos que nos acercan al universo trascendente e intemporal de la verdad. Estamos enraizados realmente en las tierras etéreas del alma. La personalidad humana, es un don divino inalterable a causa de las sucesivas experiencias encarnatorias del individuo, en los innumerables mundos destinados a tal fin; la vida y la perfección. Pero la perfección no es la sublimación de las características psíquicas y espirituales en las razas humanas. Es la identificación plena con la personalidad de Dios. Ser como El. Todos los hijos exhiben naturalmente rasgos similares al padre. En ello no hay ningún misterio. El único modo de alcanzar a distinguir nuestra personalidad cósmica, de entre los escombros condicionantes del carácter adquirido, es descubrir en nosotros esos mismos rasgos divinos que nos asemejan al creador. Al reconocerlos y aceptarlos, se produce lo que los místicos denominan "iluminación". Y al vivir según "la voluntad suprema", sucede lo que los ángeles llaman;" el camino de la luz".
Manuel Estrada Villodres.
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