
-" Mírame entre mis dedos y mi boca,
yo existo en mis caricias,
y navego sobre mis palabras hasta tu soledad callada.
Deja que tus pupilas se deslicen hasta mi mano,
como la brisa en los campos despiertos,
y tomen cada verso de luz,
que amanece de entre los cielos nocturnos de mi silencio.
Abraza la invisible angustia de ti que atenaza mi alma,
este hambre no colmada de tu nombre,
que oprime el aire y ahoga el clamor de la vida,
consumido como llama de nieve en el fuego del verano.
Ven...regresa hasta mi amor,
es mi tierra y mi trigo dorado,
tras siglos de siembra,
en la campiña del mundo donde continuo esperando..."
Manuel Estrada Villodres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario