
"Y los años se consumieron como pastos abrasados por el fuego, pero un fuego sin llamas que surgía de lo mas profundo...Todo se difuminó lentamente entre las mieses doradas sobre los campos, y la brisa silente de mayo... Sus manos se alzaron por ultima vez etéreas casi, como una ensoñación entre los ojos noctámbulos tras un sueño lleno de anhelos y suspiros... Cuantos presenciábamos su mirada inevitablemente sola, quedamos sin remedio atrapados en su luz.... El sonrió, lleno de ríos entre aguas cantarinas sobre los valles extensos de sus amplias manos, que buscaban nuestra angustia callada... Un llanto fugaz y clandestino rompió el silencio, sin poder evitar contagiar nuestra alma rota... ojos se hicieron arroyos de miel desecha entre lagrimas, y las miradas se nublaron de amor con alas que huyeron de las cuencas donde estaban retenidas... apenas un brazo sincero sobre su pecho de nácar nos separaba del lecho sagrado de cuanto anhelábamos tener y sentir, pero tanta luz nos cegaba como ciega la inocencia al gesto indolente del ávido mendigo que solo busca las dádivas del día. Era su última risa en medio de nuestra atronadora soledad... Lo sabíamos... mi hermano se fue junto a nuestro corazón... Se difuminó en la breve oscilación de los sentimientos más hondos... latió el alma y voló su luz al infinito... detrás de la tapia quedó una mancha blanca con destellos de oro... y un silencio tiritando de frío se esparció en la estancia que cobijaba nuestra vida, toda la vida que se quedaba huérfana... abrazos llenos de hambre de amor fueron solo una palabra... y la noche, inmisericorde, cayó sobre nosotros llenando nuestras almas de una inmensa inquietud... ¿Cuándo volveremos a verte, mi Maestro y Hermano?...
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