
El camino se encuentra siempre dentro del peregrino. Los senderos por los que transita no son sino formas dadas al viaje vital. Las únicas verdades ciertamente significativas son aquellas que proceden del viaje interior a lo más profundo del ser humano, y sutilizan las estructuras prehistoricas que lo revisten hasta expresarse estas en los mismos niveles del alma divina. Las escuelas sirven para adiestrar la mente humana en el arte del conocimiento y la ilustración, pero no pueden proporcionar verdadera sabiduría al alma humana. El alma no es un bien adquirido, sino el fruto divino en el corazón humano del bien edificante que expresa y practica en su vida terrenal. Ningun alma puede jamás evolucionar lejos de la verdad, la belleza y la bondad inherentes al concepto universal del Padre de toda virtud. Dios es aquello que está más allá de la comprensión humana, y existe independientemente del tiempo y del espacio, sosteniendo en su ser las inmensas e infinitas creaciones universales. El hombre de esta época se equivoca totalmente al considerar que se encuentran cercanos tiempos dramaticos que contienen la semilla circunstancial del final de los tiempos. No existirá jamás ese final. Debería éste de mirar hacia su corazón. En el interior del ser humano se halla adormecida la esencia universal de su verdadera espiritualidad, y ésta espiritualidad sólo puede desarrollarse a traves de la sencillez suficiente que desvista al hombre de todos sus pesados ropajes.
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