Las sociedades civilizadas en los mundos celestes, están basadas en el principio de la fraternidad espiritual, y en ellas no existe diferencias socio-políticas que creen a priori grupos elitistas ni separatistas. El necesario pero temporal fenómeno de la política en las mismas sociedades, resulta el esfuerzo de sus ciudadanos para alcanzar un concepto socio-cultural de democracia avanzada e iluminada por la sabiduría de sus miembros. Pero la política está destinada a desaparecer, siendo sustituida por un método de civilización que descansa en los principios de la Hermandad Universal. No existen mecanismos de regulación de la Justicia que guarden parecido alguno con nuestros instrumentos legislativos y judiciales. Los gobiernos de lo Alto desarrollan sistemas prácticos de justicia que proyectan sobre todo ciudadano una sabiduría profunda que atempera suave y fácilmente toda controversia posible. No existe la más remota posibilidad de encontrarnos en dichos mundos con crisis sociales o sucesos de marginación aparente. Las sociedades celestes, todos nosotros tras morir, dedican largos periodos de tiempo "de allá" a la Educación espiritual, y a la progresiva adquisición de valores cósmicos. No hallaremos en estos mundos jueces críticos que juzguen nuestro pasado. Lamentablemente para los moralistas que confían en que los "impíos sean ajusticiados" eso no sucederá jamás. La vida continua por siempre, y allí, al amanecer seremos conscientes de todos nuestros errores por nosotros mismos, y del tiempo que perdimos en la tierra buscando la luz de la vida entre los escombros de la ambición y del egoísmo...Y el viaje continua...
Publicado por Manuel Estrada Villodres
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