
Llegaron los vientos de un invierno callado y oculto entre las hojas de los árboles, y la lluvia, ingrávida y colmada de esperanza, ríe una canción de luz mientras cae sobre los campos. Este día se abren los cielos ante un mundo expectante. Mirad que el tiempo de la revolución de los espíritus dormidos ha empezado... ¡Que los hijos del Alba se levantaran blandiendo las espadas de la luz!!
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Y un nuevo sol despunto al alba en el corazón de los hombres. Las lágrimas cesaron, y todo dolor quedo enjugado en los lienzos de una compasión también nueva. Entonces los hombres se desnudaron y quedaron se entre ellos sin diferencia alguna. Los ricos dieron su pan y los pobres ofrecieron el calor de la comprensión...Entonces algo brillo en los cielos, y el Hijo del Hombre surgió de repente como un Milagro.
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Escucha la melodía profunda que del Amor brota y entrelaza los corazones como guirnaldas de flores. Sus pétalos son notas suaves que exhalan al aire aromas de un mundo nuevo. Ven y camina sin temor por la senda inocente de esta complacencia que ha nacido entre nosotros, hijos de la Aurora. No vuelvas tu mirada, que el ayer no sea tu equipaje sino tus sueños en el camino, los pasos de tu alma embriagada de esperanza...
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Y ahora, que las edades de esta tierra arrojan a tus pies todos sus secretos, y abre ella su vientre colmándote con sus frutos, mira, hombre del tiempo que renace a la luz, el camino verdadero y tómalo como si fuera una novia. Llénalo de pétalos de flores y haz que el rocio temprano refresque sus arenas milenarias. Anda y hazlo de tal modo, que el camino y tú, seáis lo mismo.
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Publicado por Manuel Estrada Villodres
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