CONFERENCIAS PUBLICASLa necesidad de ofrecer y compartir todo tipo de información relativa a la verdadera naturaleza universal del ser humano se hace cada vez más imperiosa, especialmente dado el estado de "oscuridad interior" que afecta probablemente a una más que notoria población. Y ello, tal vez, sea responsable de los complejos problemas existenciales que afectan y limitan el progreso humano de esta sociedad. Ya no se trata necesariamente de exponer realidades transcendentales relacionadas con una vida superior, sino sobre todo de descubrir en nuestro interior la semilla espiritual; que de ser adecuadamente alimentada ha de florecer provocando el surgimiento de un hombre liberado de los "oxidados escombros historico-culturales", que nos han sepultado bajo espesas capas de ignorancia. La sabiduría no es la acumulación de conocimientos ni el exceso de información, más bien es la adquisición de la verdad y su posterior aplicación vital en nuestras vidas, sin esa misma sabiduría que nos permita ver en el camino de la realidad la dirección adecuada, estamos abocados a una oscuridad inevitable.
Es por ello que el Patio de los Inquietos y yo como responsable del mismo ofrecemos gratuitamente todo tipo de conferencias a quienes esten sinceramente interesados en compartir el camino de la búsqueda de la verdad. Para ello se pueden poner en contacto a través de la dirección de correo medalamatia@gmail.com.
Manuel Estrada Villodres
¿Cómo pudieron?

Cerca de nuestra casa brillaba un campo de flores siempre danzantes por el viento. Altos cedros y viejos almos cimbreaban sus robustas cinturas de callada madera mientras las nubes pintaban de belleza estallada los cielos cada tarde. Jesús nos sacaba todos los viernes afuera, lejos de las casas de la aldea, en dirección a los montes. Decía que el campo era el templo físico donde mejor podíamos adorar al Padre Celestial, y que nuestra mente era el altar sagrado donde habitaba la presencia espiritual del Padre. Era un hermano lleno de ojos abiertos persiguiendo la fragilidad de nuestra inocencia. Pero al mismo tiempo era un niño indefenso que era fácilmente derrotado por las poderosas armas de las "cosquillas en su cintura". ¡No se le podía tocar!...Cuando recuerdo todo eso, y pienso en cómo fue torturado, siento que los clavos atraviesan mi corazón lloro durante horas, abatido, y digo... ¿cómo pudieron? ¿Cómo? Él, era la manifestación encantadora e inteligente del universo y del amor, ¿cómo pudieron?
Publicado por Manuel Estrada Villodres
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