CONFERENCIAS PUBLICASLa necesidad de ofrecer y compartir todo tipo de información relativa a la verdadera naturaleza universal del ser humano se hace cada vez más imperiosa, especialmente dado el estado de "oscuridad interior" que afecta probablemente a una más que notoria población. Y ello, tal vez, sea responsable de los complejos problemas existenciales que afectan y limitan el progreso humano de esta sociedad. Ya no se trata necesariamente de exponer realidades transcendentales relacionadas con una vida superior, sino sobre todo de descubrir en nuestro interior la semilla espiritual; que de ser adecuadamente alimentada ha de florecer provocando el surgimiento de un hombre liberado de los "oxidados escombros historico-culturales", que nos han sepultado bajo espesas capas de ignorancia. La sabiduría no es la acumulación de conocimientos ni el exceso de información, más bien es la adquisición de la verdad y su posterior aplicación vital en nuestras vidas, sin esa misma sabiduría que nos permita ver en el camino de la realidad la dirección adecuada, estamos abocados a una oscuridad inevitable.
Es por ello que el Patio de los Inquietos y yo como responsable del mismo ofrecemos gratuitamente todo tipo de conferencias a quienes esten sinceramente interesados en compartir el camino de la búsqueda de la verdad. Para ello se pueden poner en contacto a través de la dirección de correo medalamatia@gmail.com.
Manuel Estrada Villodres
Unido al universo

Sentía verdadera fascinación por el mar. Siempre procuraba encontrarse con él, pero en su corazón Jesús era como un océano enternecido por todas sus criaturas, cuyo oleaje sentimental poseía una fuerza deslumbrante y transparente. Era, como las...aguas cristalinas de un arroyo, que por vez primera descubriese los surcos de la tierra, y anduviese entre ellos feliz y sonriente. Se levantaba cantando, poseía una voz formidable y atrayente. Nos dejaba dormir hasta el momento en que debíamos de estudiar. Con frecuencia traía sobre una escudilla de madera dátiles frescos y leche caliente. María, incansable trabajadora, ayudaba a mi padre con faenas menores, como ella decía. Cultivaba, cosía y arreglaba telas estropeadas y túnicas viejas. Era, de hecho, una afamada costurera, hasta que inesperadamente las cosas cambiaron cuando cumplí los 12 años...Mi hermano tenía un carácter luminoso. Poderoso pero dulce a la vez. Sus interminables ojos eran un mar de insondable belleza acaramelada por el misterio del Universo. Trabajaba agotadoras jornadas semidesnudo con un aro de cobre en cada brazo y un pañolón en la frente....
Publicado por Manuel Estrada Villodres
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