CONFERENCIAS PUBLICASLa necesidad de ofrecer y compartir todo tipo de información relativa a la verdadera naturaleza universal del ser humano se hace cada vez más imperiosa, especialmente dado el estado de "oscuridad interior" que afecta probablemente a una más que notoria población. Y ello, tal vez, sea responsable de los complejos problemas existenciales que afectan y limitan el progreso humano de esta sociedad. Ya no se trata necesariamente de exponer realidades transcendentales relacionadas con una vida superior, sino sobre todo de descubrir en nuestro interior la semilla espiritual; que de ser adecuadamente alimentada ha de florecer provocando el surgimiento de un hombre liberado de los "oxidados escombros historico-culturales", que nos han sepultado bajo espesas capas de ignorancia. La sabiduría no es la acumulación de conocimientos ni el exceso de información, más bien es la adquisición de la verdad y su posterior aplicación vital en nuestras vidas, sin esa misma sabiduría que nos permita ver en el camino de la realidad la dirección adecuada, estamos abocados a una oscuridad inevitable.
Es por ello que el Patio de los Inquietos y yo como responsable del mismo ofrecemos gratuitamente todo tipo de conferencias a quienes esten sinceramente interesados en compartir el camino de la búsqueda de la verdad. Para ello se pueden poner en contacto a través de la dirección de correo medalamatia@gmail.com.
Manuel Estrada Villodres
Extrovertido

Ahora sé que era un Dios de vocación de payaso. El más honroso de todos. Siempre estaba bromeando. Poseía un sarcasmo inteligente muy peligroso de quien nadie se libraba, pero sus constantes bromas eran como agua fresca en el sofocante verano de una cultura seria y maniatada por constantes prohibiciones. Se escondía de repente y asustaba a mi madre cuando esta salía al patio...él saltaba levantándola en brazos, y mamá María, bregaba inútilmente por zafarse de su abrazo. Ambos bailaban en el patio acompañados de las risotadas nuestras. Mamá María jamás podrá olvidar la luz de su hijo, ni su risa. Mi hermano sentía una devoción extraña y solemne por mi padre. Nunca vi enfrentamientos entre ambos. Jesús gustaba disfrazarse y obligarnos a vestirnos con harapos recreando obras de teatro que el escribía, pero las dichosas prohibiciones....Amaba la cultura, se quedaba embobado escuchando los relatos de los ancianos algunas noches en mitad de reuniones que solían hacerse en ciertas festividades locales. Preguntaba más que un millón. En eso, era un niño encantador, pues solía hacer preguntas inocentes que motivaban en los demás reacciones llenas de ternura, pero el preguntaba siempre ansioso de conocer la verdad de todo, y del corazón de todos. Yo, jamás podre olvidar sus torpes pasos de baile, y la belleza de su risa...
Publicado por Manuel Estrada Villodres
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