Madrugador e inquieto

Se levantaba instantes antes de que amaneciera, parecía siempre intuir la presencia cercana del sol despuntando sobre los riscos. Era inquieto, pero sosegado. Una rara combinación armoniosa de fuego y de seda entre las manos, y sobre todo en su...mirada cálida veces, sus pupilas se hundían en mí, y sonreía asintiendo...el sabia cuanto había en mi apenas estar cerca. Le gustaba oler el pan recién hecho. Lo aspiraba tan intensamente, que había ocasiones en las que pequeñas migajas le colgaban de entre los labios y la nariz. Cuando amanecía levantaba los brazos con la mirada perdida en lo más alto, y agradecía a Dios la vida. Era su ritual más sagrado, el agradecimiento. Y la sonrisa, como culto constante y devoto por lo recibido. Tal era su desprendimiento de sí mismo, que el Universo entero parecía pertenecerle. No sentía jamás miedo acerca de las vicisitudes por venir, o las dificultades momentáneas. Decía...;"Mira, contempla la inmensidad de lo creado. Cuanto existe forma parte de los vastos territorios que mi padre creo para todos vosotros, y ello no resulta suficiente al hombre, que se afana por atrapar a través del poder la vida en vez de amarla intensamente."

Publicado por Manuel Estrada Villodres