CONFERENCIAS PUBLICASLa necesidad de ofrecer y compartir todo tipo de información relativa a la verdadera naturaleza universal del ser humano se hace cada vez más imperiosa, especialmente dado el estado de "oscuridad interior" que afecta probablemente a una más que notoria población. Y ello, tal vez, sea responsable de los complejos problemas existenciales que afectan y limitan el progreso humano de esta sociedad. Ya no se trata necesariamente de exponer realidades transcendentales relacionadas con una vida superior, sino sobre todo de descubrir en nuestro interior la semilla espiritual; que de ser adecuadamente alimentada ha de florecer provocando el surgimiento de un hombre liberado de los "oxidados escombros historico-culturales", que nos han sepultado bajo espesas capas de ignorancia. La sabiduría no es la acumulación de conocimientos ni el exceso de información, más bien es la adquisición de la verdad y su posterior aplicación vital en nuestras vidas, sin esa misma sabiduría que nos permita ver en el camino de la realidad la dirección adecuada, estamos abocados a una oscuridad inevitable.
Es por ello que el Patio de los Inquietos y yo como responsable del mismo ofrecemos gratuitamente todo tipo de conferencias a quienes esten sinceramente interesados en compartir el camino de la búsqueda de la verdad. Para ello se pueden poner en contacto a través de la dirección de correo medalamatia@gmail.com.
Manuel Estrada Villodres
Padre de familia
Sí, por supuesto que amaba a los niños. Él era un niño. Tal vez lo sigue siendo a pesar de cuanto vivió entre nosotros. Sé que apenas ha cambiado, pero eso es un secreto que sólo los nobles de corazón pueden llegar a entender y sobre todo a aceptar. Nosotros éramos muchos en realidad, y la ausencia fatídica de mi padre a causa de su inesperada y trágica muerte lo convirtió en el padre de familia y representante legal ante las autoridades religiosas de la casa de José. Pero nos arropaba con tanta intensidad y devoción, que, francamente, el vacío que dejo mi padre nunca provoco en nosotros heridas traumáticas. Salvo, lógicamente en mi madre, que acusó hondamente la falta de su esposo, y cambió poco a poco. Fue dejando atrás la luz de su hermosa sonrisa, desdibujándose poco a poco hasta convertirse en un semblante serio y a veces distante. Además, pronto ocurrieron otros hechos que agravaron lamentablemente la situación.
Publicado por Manuel Estrada Villodres
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