Trabajador

Era un atleta cultivado en el durísimo deporte del trabajo diario, pero jamás dejó escapar un solo lamento. La sola oportunidad de hacer con sus manos cualquier cosa, le resultaba una gracia divina, y una oportunidad para crear y agradecer al Padre cuanto había recibido. Al reír, decía, elevamos una oración luminosa a Dios. Pienso tantas veces en la forma que apreciaba las cosas más sencillas. El mundo, nosotros, parecemos siempre insatisfechos aun gozando de privilegios impensables para ciertas mayorías-minorías dentro de una civilización deshumanizada. Su mundo, el Universo, era sencillamente, la expresión del amor en todo, desde la sencillez y humildad de una vida ennoblecida por la luz de la verdad. Se emocionaba contemplando la geometría de los copos de nieve. Lloraba estremecido ante el ocaso dibujando formas espectrales entre las aguas del rio. Reía contagiosamente mientras jugaba a esconderse entre las tablas de madera en el patio. Y siempre estaba dispuesto a tomar a un pequeño entre sus brazos, y dormirlo contándole una de sus preciosas historias...

Publicado por Manuel Estrada Villodres