El Maestro

La verdad es siempre tímida, pero jamás vacila en abrir sus corazones honestos, pero ciertamente camina en silencio, sin apenas generar estruendo. Mi hermano era y es la luz del mundo. Cuando éramos ambos niños, junto al resto de mis hermanos, con frecuencia solía realizar juegos que consistían en que cada uno valorase aquello que era más hermoso de entre nuestro alrededor, y dedicáramos unos minutos a concentrar nuestra mente, con los ojos cerrados, en la verdadera belleza que emanaba cada cosa que atrapaba nuestra atención. Así, decía, podríamos sentir su alma, y hacerla en parte nuestra. El hombre de esta generación se ha olvidado de mirar al corazón del mundo. Ni siquiera percibimos la presencia espiritual de quien está a nuestro lado...apenas su sombra. Somos a veces como fantasmas deambulado en soledad por las calles de las ciudades...El silencio se escucha en mitad del ensordecedor ruido de los coches, y la frenética aceleración de la vida sobre los hieráticos y gélidos edificios...un nuevo bosque de cemento y asfalto moribundo devoro los campos y lleno de pesado plomo las alas de los pájaros...huyendo al vacío de jaulas doradas.